En Granada se celebrará, del 25 al 27 de septiembre, el XI Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, en el que participará  los miembros de los Tribunales Eclesiásticos de toda España.

Entrevista para los medios de comunicación diocesanos al Juez del Tribunal Eclesiástico de Jaén, D. Francisco Carrasco, en cuya intervención en el marco del Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, celebrado en Granada, abordó el tema de la adicción al sexo como causa de nulidad matrimonial, aspecto sobre el que ha dictado una sentencia.  

En su conferencia ha hablado de “Adicción al sexo y nulidad matrimonial”. En qué situación nos encontramos sobre este hecho.
Siempre ha existido una adicción al sexo. Es decir, personas que vivían una sexualidad incontrolada. Pero el desarrollo de internet y la sociedad digital lo que ha hecho es que este problema, que era un problema de unos pocos, ahora es un problema casi de epidemia. En algunos países, se puede hablar de una verdadera epidemia, en cuanto a este tema de la adicción al sexo. Es un problema no sólo canónico, que se puede plantear en una declaración de nulidad de matrimonio, sino que también es un problema personal y pastoral, que nos encontramos en la Iglesia y muy especialmente con los más jóvenes, que son los que son más víctimas de un desarrollo psico-afectivo sexual que en nada les va ayudar el día de mañana a ser felices.

En los Tribunales Eclesiásticos qué tipo de situaciones se pueden encontrar.
De todo tipo. Personas que viven una sexualidad desordenada y que pueden ser adictos a la prostitución, a la pornografía, a las plataformas en internet para quedar y ligar con unos y con otros, la persona que es incapaz de ser fiel, también personas adictas al cibersexo. Te puedes también encontrar a una persona adicta al intercambio de parejas: una persona que lleva en el viaje de novios a su mujer a un local donde se hace intercambio de parejas. Es decir, la casuística es infinita. Todo lo que se nos pudiera ocurrir y todo relacionado con esto: con una persona que es incapaz de vivir una sexualidad conyugal, una sexualidad tal y como la entendemos nosotros desde el punto de vista de la antropología cristiana.

Cuáles son los desafíos, y el desafío pastoral, que tienen los Tribunales Eclesiásticos para afrontar esta situación.
Nosotros, tenerlo en cuenta. He querido hablar de este tema aquí hoy (ndr. Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico en Granada), para que nos demos cuenta de que igual a lo mejor en otra época, como hace unos años, surgió el tema de la violencia machista, la incidencia que tiene (ndr. en las causas de nulidad) y estudiamos es cuestión y empezamos a ser sensible a ella –y de hecho aparece bastante en los tribunales-, creo que hoy también un problema actual es el problema de la adicción y toda la problemática psico-sexual. Es decir, que lo tengamos en cuenta. Porque no es un tema que de primeras hablemos con la gente, y temas en los que te pones a hablar y preguntas “cómo son tus relaciones sexuales”. Y que a veces, incluso, se deja pasar ese tema, esa cuestión. En lo que yo insisto es en que no se deje pasar. Que seamos conscientes de que un porcentaje muy alto de personas que acuden a nuestros tribunales vienen con un desarrollo afectivo psico-sexual con problemas y que eso ha tenido mucho que ver en el fracaso de su matrimonio. Entonces, es una cuestión que, sin moralismos, porque no es un problema moral, o afrontamos desde el punto de vista psicológico y desde un punto de vista canónico, es decir, la incidencia de ese problema en la nulidad o no de su matrimonio. Pero que lo abordemos, sin miedo y siempre buscando, como siempre buscamos, ayudar a las personas y buscar la verdad del matrimonio.

Ha hablado de trastornos que se dan a causa de la pornografía, pero, al mismo tiempo, es algo que se promueve desde algunos medios de comunicación, la publicidad, el cine y todo el contexto de internet.
Uno de los problemas es que está muy normalizada y aceptada la pornografía. En los manuales de diagnosis no aparece como tal. Ese es el problema. Antes existía lo que era la hipersexualidad y uno de los aspectos de la hipersexualidad puede ser que una persona tiene una sexualidad descontrolada y también con la pornografía, pero ha desaparecido de los manuales. Ahora mismo, estamos en un momento de estudio profundo y en esto también hay una lucha.

Pero, ¿hay algo más detrás de toda esta situación?
Hay intereses económicos creados. Por ejemplo, la industria del porno es tan grande que no les interesa que en los manuales aparezca que el consumo de pornografía puede suponer un problema psicológico o psiquiátrico. En el CIE 11 de la Organización Mundial de la Salud sí que aparece ese trastorno compulsivo sexual, pero no aparece como tal adicción a la pornografía. Porque las adicciones comportamentales se no aceptan ahora mismo en los manuales de diagnosis. Es un tema a estudiar y un tema discutido. Yo creo que al final se va a imponer la evidencia por mucha presión que haya de las empresas de la pornografía para que esto no suceda. Yo creo que al final caerá por su peso.

Ha abordado la mirada de la Iglesia. Tenemos el magisterio de san Juan Pablo II y de la propia Tradición de la Iglesia sobre el amor humano y la relación afectiva-sexual en el matrimonio.
Sí. La forma de entender la sexualidad desde el punto de vista cristiano con esa antropología de san Juan Pablo II es un verdadero tesoro que no nos podemos guardar. No lo imponemos. Nosotros no vamos imponiendo a la gente que entienda la sexualidad como nosotros la entendemos. Pero sí creo que en la Iglesia hemos estado un tiempo –como san Juan Pablo II escribió en sus catequesis en los años 80-, casi veinte años, un poco escondidos, un poco acomplejados, como que esto no le interesaba a nadie y que era mejor no hablar de esto porque si no nos van a tachar de “friquis”. Tenemos que ser valientes y creo que el mundo de hoy necesita muchas personas –“el mundo” son las personas concretas-, que nosotros compartamos el tesoro que es la sexualidad tal y como la entendemos los cristianos.

Paqui Pallarés
Directora de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada